Primeros Auxilios Psicológicos
“Cuando ya no podemos cambiar una situación estamos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.
Viktor Frankl
Es propio de la raza humana, precisamente por su condición, el verse enfrentado a las crisis, decepciones, pérdidas, enfermedades terminales, desastres naturales, tragedias, violencia intrafamiliar, violencia social, violencia de género o cualquier otra eventualidad que ocasiona inestabilidad y vulnerabilidad al salirse de su control y dominio y ver amenazada la aparente tranquilidad.
Es inviable resguardarse o blindarse del dolor ya que inevitablemente sucederá en un mundo de seres humanos imperfectos que constituyen sociedades imperfectas con gobiernos, establecimientos e instituciones igualmente imperfectas.
Ante la inminencia de la ocurrencia de cualquiera de estos eventos, y en ejercicio de la libertad que le es propio al ser humano, queda como recurso el tipo de afrontamiento que cada persona de manera individual o como colectivo social con el que se responda.
Al desarrollar estrategias de afrontamiento no garantizamos que las crisis o eventualidades no nos afecten, pero si es posible sortear las situaciones canalizando y gestionando los sentimientos y emociones sanamente de tal manera que el impacto en la persona o en el colectivo de personas afectado sea controlado, e incluso se logren resignificar para lograr aprendizajes que se conviertan en activos que finalmente nos fortalezcan y aporten valor.
Particularmente en el contexto colombiano, estamos expuestos a problemáticas sociales, económicas, inter e intrapersonales que profundizan los riesgos de sufrir episodios de ansiedad, depresión o pensamientos extremos, no porque seamos únicos con dichas problemáticas sino porque en nuestra realidad están presentes, tanto que las hemos normalizado. Le sucede a un amigo, un vecino, un familiar, un compañero de trabajo, o simplemente al amigo de alguien. Lo hemos normalizado sin embargo no hemos actuado como sociedad en el desarrollo de herramientas que nos permitan contener, abrigar, forjar un tejido familiar o social que sirva de refugio y contención.
Nuestra sociedad debido a sus conflictos está expuesta a problemáticas particulares con características específicas a nivel social, económico, político que profundizan los riesgos de sufrir episodios de ansiedad, depresión, pensamientos extremos, sentimientos de abandono, vulneración, etc. que además de estar presentes en la realidad cotidiana se han normalizado ocasionando que el impacto en la salud mental general aporte elementos de invisibilidad, temor, aislamiento e impotencia. Cabría preguntarse si la resiliencia propia del colombiano ha sido un mecanismo de defensa ante la barbarie que ha soportado y si de alguna manera esta respuesta positiva ha aportado en algún grado a la normalización de la violencia y a la consolidación de su individualización en detrimento de la empatía y creación de tejido social y lazos de solidaridad.
Cualquier tipo de problemática, violencia o inequidad si no lo hemos vivido en primera persona si le ha sucedido a un amigo, un vecino, un familiar, un compañero de trabajo, o simplemente al amigo de alguien que conocemos. Lo hemos normalizado y se ha constituido en parte de nuestra cotidianidad y sin embargo no hemos actuado como sociedad en el desarrollo de herramientas que nos permitan contener, abrigar, forjar un tejido familiar o social que sirva de refugio y contención.
Somos conscientes de la importancia de la asistencia física médica y en consecuencia estamos preparándonos para practicar un RCP, brindar respiración asistida, disponer de protocolos ante una emergencia médica corporal. Sin embargo ante la invisibilidad de las contingencias mentales o emocionales o psicológicas, carecemos de herramientas que nos permitan reaccionar oportuna y efectivamente ante crisis en la salud mental, no sabemos reconocerlas, no sabemos cómo actuar ante ellas, soportar a la o las personas expuestas, brindar primeros auxilios psicológicos.
Prestar Primeros Auxilios Psicológicos – PAP, no requiere una preparación exhaustiva ni está dirigido para una población particular, los PAP los puede brindar un amigo, un familiar, un compañero o un desconocido, o inclusive nosotros mismos.
Brindar PAP no implica aconsejar, resolver, dar terapia, por el contrario corresponden a la disposición de recursos base, de escucha, control de respiración, atención, calma, disposición de un espacio seguro en donde la persona pueda sentirse libre y acogida mas no juzgada. Requiere un espacio de contención donde la persona pueda expresarse, sentir sus emociones, entender el contexto que le está sucediendo, reconocer sus capacidades y fortalezas para afrontar la crisis en tanto es tratada a profundidad.
Nuestra sociedad colombiana debe visibilizar y destacar la importancia de la salud mental y para conseguirlo es necesario que a nivel personal exista conciencia de la importancia y la convicción que con una acción personal se puede contribuir directamente a aportar positivamente en la problemática. Cada individuo estaría en capacidad de ser entrenado para prestar PAP como una inversión social en beneficio de la creación de lazos de solidaridad que redunden en sociedades más humanizadas, con la certeza que en algún momento, esas capacidades desarrolladas no solo pueden determinar el curso de la vida de alguna persona, sino también que esto contribuiría en la autocomprensión individual y entendimiento empático y compasivo de los demás.
No existen protocolos de PAP diseñados para nuestra realidad colombiana, que plasmen los conflictos propios y que respondan al afrontamiento propio del colombiano común. Existen si, PAP diseñados para otras realidades y sociedades que aun cuando no son exactamente aplicables en nuestro contexto, si nos sirven de referentes para afrontamiento de problemáticas universales comunes y son un punto de partida objetivo para el futuro desarrollo de los nuestros.
Entre los recursos académicos mas cercanos a las condiciones de nuestra comunidad, se dispone la «Guía de atención en salud mental en emergencias y desastres» y el «Manual para formación en salud mental: Componente comunitario».
Animarse a aprender PAP puede salvar vidas, no son suficientes las buenas intenciones, se requiere disposición y acción adecuada.